México, DF, 19 sep. 09 (CIMAC).-Al cumplirse un
año de la retención ilegal de las niñas Diana
Lizeth y Adriana Guadalupe y del niño Julio César
por parte de Caifac Monterrey (Centro de
Adaptación e Integración Familiar AC),
representantes de la sociedad civil
responsabilizaron al Sistema para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF) de Nuevo León de la
desaparición de los menores de edad.
En un plantón de protesta realizado frente a las
instalaciones del albergue "Capullos", a cargo
del DIF, el grupo de manifestantes exigió la
localización inmediata de las dos niñas y el niño
y solicitó a las autoridades judiciales se
investigue la posible connivencia del DIF en el
secuestro de éstos, pues esta institución "tuvo a
los niños luego de las denuncias penales
presentadas por sus madres y tenía la oportunidad
de resguardarlos. Sin embargo, en lugar de
protegerlos los entregó nuevamente a Patricia
Murguía, directora de Caifac Monterrey, hoy
prófuga de la justicia y en búsqueda y captura.
Estamos hablando de trata de menores", afirmó Liz
Sánchez, directora de Alternativas Pacíficas.
Los convocantes de organizaciones no
gubernamentales como Ciudadanos en Apoyo a los
Derechos Humanos, Alianza Feminista de Nuevo
León, Arthemisas por la Equidad, Colectivo Plural
de Mujeres, Género, Ética y Salud Sexual, y Pro
Salud Sexual y Reproductiva, exhibieron una
pancarta con la leyenda: "Que no se apague la luz. Queremos ver sus caras".
Los niños desaparecidos forman parte de la red de
albergues dirigidos por la Iglesia Cristiana
Restaurada fundada por Jorge Erdely Graham y se
suman a los 11 desaparecidos de Casitas del Sur
en el Distrito Federal y los 11 de "La Casita" de
Cancún. En Monterrey fue Sergio Humberto Canavati
Ayub quien fundó Caifac Monterrey, y quien se
encuentra en paradero desconocido y hoy dirige
"Esperanza para la Familia", organización ubicada
en la calle Hidalgo en el centro de la ciudad.
Ante la indiferencia del DIF nacional y del
estatal, Consuelo Espínola dijo que "la luz de la
esperanza" sigue viva y por tanto seguirán
luchando para encontrar a esos niños: "El día que
se apague la luz, ese día verdaderamente quedarán
desaparecidos los niños. Por ahora lo que
queremos es su pronta localización. ¿Dónde están
esos niños? ¡Qué no se apague la luz!".
Esta vez, los convocantes colocaron las siluetas
de los tres niños y las camisetas negras con la
frase: "¿Dónde están: queremos ver sus caras?"
sobre la entrada del edificio del
DIF, institución que "no está cumpliendo con su
deber de velar por los niños. El DIF no ha hecho
bien su trabajo. Queremos que se le investigue y
que nos digan por qué entregó a los niños
nuevamente a sus secuestradores", dijo Consuelo
Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a los Drechos Humanos, Cadhac.
En tono contundente, Claudio Tapia, del Foro
Libre y Democrático de México, exigió un censo de
todos los niños canalizados por el DIF a
albergues privados subvencionados por el Estado,
como Caifac Monterrey: "La ausencia de este censo
y de otro registro del número de casas hogar que
existen en la entidad descalifica al DIF, por eso
nosotros lo descalificamos en su integridad
jurídica y moral. ¿Cuántos más niños hay
desaparecidos? Necesitamos saber toda la verdad".
La presidenta y fundadora de Alternativas
Pacíficas, Alicia Leal, se dirigió a las madres
de las niñas y el niño desaparecidos y destacó la
necesidad de crear mecanismos para ayudar a las
madres que en soledad crían a sus hijos: "Estamos
aquí para acompañarlas. No las dejaremos solas.
Estaremos a su lado hasta que los niños aparezcan".
En el plantón se cuestionó la "forma ilegal" en
que el DIF supuestamente obtiene la custodia de
algunos niños, haciendo firmar a sus padres
biológicos documentos para entregarlos en
adopación. "Es completamente ilegal lo que hacen.
Sólo un juez puede dar la custodia no el DIF", dijo Morales.
Precisamente María Inés Bernal Hernández, madre
de Adriana Guadalupe y Julio César, recordó que
fueron Patricia Murguía y la directora del DIF
las que la llevaron ante el Registro Civil para
que registrara a sus hijos, pero como no sabe
leer ni escribir, no supo lo que decía el papel:
"Patricia firmó por mí. Mis hijos no tenían acta
de nacimiento. Y luego de eso empezaron a
negarmelos. Ya no los vovlí a ver", relata.